Todos los días, el padre de Mariangel la acompañaba a la escuela por la mañana y de regreso a casa por la tarde.

“Los 4 km que tiene que viajar serían demasiado peligrosos para que una niña camine sola”, dice Jorge Romero, refiriéndose a su hija de 13 años.

En Galapa, un pequeño pueblo en las afueras de Barranquilla – Colombia, la caminata a la escuela Alpes de Sevilla puede ser larga y peligrosa para los estudiantes a pie. Y el precio del transporte en moto sigue siendo demasiado alto para la mayoría de las familias.

La familia Romero regresó a Colombia desde Venezuela hace dos años, debido a la grave situación económica que presenta el país. El dinero había sido escaso incluso antes de COVID-19. Como muchas familias en Galapa, son refugiados quienes gastaron gran parte de sus ahorros cruzando la frontera. Su padre, quien trabaja como jornalero, priorizó llevar a su hija a la escuela y se sacrificó, perdiendo oportunidades para trabajar. Bertha, la madre de Mariangel, había trabajado en un restaurante cercano para mantener a su familia. Ella perdió su trabajo recientemente debido a la pandemia.

Mariangel vive con 8 miembros de su familia en una casa de dos habitaciones. La mayoría de la familia duerme en una habitación, mientras que la otra se usa para almacenar sus preciadas posesiones, incluida la bicicleta Buffalo de Mariangel, que recientemente recibió de World Bicycle Relief.

“Toda nuestra esperanza descansa en Mariangel”, dice su abuela. “Ella es una chica inteligente y queremos que complete su educación. Esta es nuestra máxima prioridad: la única forma en que podrá prosperar y también mantener a su familia. Esta bicicleta es un regalo del cielo”.

Mariangel también tiene grandes sueños para ella y su familia. “Esperamos disfrutar de una forma de vida diferente ahora que estamos de vuelta”, dice ella. “Mi sueño es ir a Estados Unidos, estudiar música, además de danza y guitarra”. Desde que era pequeña, era cantante. “Todavía canto cuando visito la iglesia y espero cantar en público algún día “.

A pesar de las grandes esperanzas que las familias tienen para el futuro de sus hijas en muchas comunidades en Colombia, las barreras aún se interponen en el camino de la educación de las niñas.

“El problema es que llegan tarde a la escuela y no hacen sus tareas porque están cansados. No es motivador”, dice Mariela Madrid, directora de la escuela Alpes de Sevilla en Galapa.

Junto con largas caminatas a la escuela, muchas niñas se despiertan temprano para completar las tareas y cuidar a los hermanos menores.

Pero con una bicicleta, pueden ahorrar horas de tiempo, llegar a la escuela de manera segura y con más energía para aprender. Para Mariangel y su familia, el impacto irá más allá de su educación.

“Ahora, con la bicicleta, podrá ir sola en bicicleta y yo podré usar las horas de la mañana para encontrar trabajo”, dice el padre de Mariangel, Jorge. “Creemos en ella. Ella lo logrará”.

COVID-19 ha afectado significativamente a la comunidad de Mariangel. Al igual que muchas escuelas en todo el mundo, la escuela de Mariangel está aprendiendo cómo reanudar las clases y educar a los estudiantes de manera segura. A pesar de sus muchas dificultades, la familia de Mariangel ha estado usando su bicicleta para obtener víveres y suministros esenciales, así como para recoger las tareas de la escuela de manera segura.

Esta pandemia continúa sacando a la luz los muchos desafíos que enfrentan las familias como los Romero. También, destaca cómo las bicicletas son esenciales para mantener a flote a las familias.